11 de octubre de 2013

Tu eres Uno en el Todo

 
"Cada desafío que enfrentas no sólo aumenta tu fuerza y coraje, sino la del mundo entero. Porque tú eres uno de los afortunados, que esta entrando en la iluminación, que se esfuerza hacia la luz, y como tal, cada vez que superas las sombras haciendo brillar tu luz con más intensidad, iluminas el mundo.

Cada vez que te sanas a ti mismo, se sana el mundo. Cada vez que sonríes, resplandeciendo
de alegría, liberas un viejo miedo, cada vez que lo haces, se aligera la carga del mundo. Cada vez que elijas la paz sobre la ira, el mundo puede relajarse un poco más.

Tu tiene un camino individual que caminar y tus propias montañas individuales para subir, pero al hacerlo, cada paso que das es parte de algo mucho más grande, lo que haces, lo que piensas, cómo te expresas, es una parte de "Todo lo que Es". Estás completamente conectado, inseparable del "Todo", ya que todo lo que haces, es y tiene un impacto.

Todo esto no tiene nada que ver con tu estatus, dinero, éxito, o aspecto. Todo esto tiene mucho que ver con tu paz interior y exterior, con la compasión y la bondad que te mueve siempre hacia el lugar en el que brillas ahora, en este momento, ya que toda la energía de Amor es expansiva e imposible de desunir.

4 de junio de 2013

"Una relación basada en expectativas solo causará sufrimiento en su camino."

¡Cuán vacías pero aparentemente llenas pueden llegar a ser las relaciones basadas en expectativas!
Muchas veces estamos inmersos en ese tipo de relaciones y no nos damos cuenta porque creemos que así tienen que ser, pero no es así. Al hablar de relaciones no solo me refiero a las relaciones de pareja, sino también de amistad, de parentesco, de trabajo, de cualquier tipo.
Como reconocer en 6 puntos si tengo una relación basada en expectativas:
1) Espero que la persona cambie alguna actitud que tiene hacia mi o hacia los demás.
2) Existe el chantaje emocional. Si las cosas no se hacen o no resultan como uno de los dos quería, entonces vienen reclamos que solo hieren a la otra persona creando resentimiento.
3) Espero que la otra persona sea conmigo de cierta manera y al no ser así sufro.
4) Estoy dando mucho a la relación y siento que la otra persona no da igual o da menos.
5) Espero que la persona me dé algo que quiero, pero ese algo siempre se posterga por alguna razón.
6) Me frusto, me enojo y/o me entristezco si no pasa lo que quiero que pase.
¿Ahora que sé que tengo una relación basada en expectativas que hago?
El primer paso ya lo diste, aceptar que estás en una relación así.
Segundo paso, tratar de quitar las expectativas, esto se hace dejando de exigirle a la otra persona que cambie, que haga algo o que cumpla lo que deseamos.
Tercer paso, dar tu antes de pedir que el otro dé. Este paso en muy importante pues si damos y esperamos cierta actitud o reacción del otro, en realidad no estábamos dando, estábamos pidiendo o esperando que el otro tuviera cierta actitud, así sea un gracias, una mueca, lo que sea.

28 de mayo de 2013

Camino del Tao


Todo en la vida aparece, viene y va, se mueve en un proceso sin fin.
Cuando quieres controlar los procesos y dominarlos, los matas.
Cuando quieres controlar el movimiento de la vida, sin estar fluyendo en ella, te desarmonizas.
Cuando dejas que la vida fluya en ti, mostrándote su camino, entonces tú ERES.
Si vives para afirmar tu falso sentido del YO, la vida afirma en tí las causas y los efectos.
Si vives para satisfacer tus deseos, ellos generan en tí tristezas y resentimientos.
Si las metas de tu vida son solo satisfacer tus deseos, ellos te transformarán en su prisioner@.
Si dejas que la vida te ofrezca sus deseos, los deseos de la vida te darán lo que necesitas.
Si los deseos se transforman en ideas fijas, lo insaciable es el signo de tu abismo.

Si los deseos se transforman en delicadezas y ternuras, en simplicidades saciadas y satisfechas en sí mismas sin nada más esperar, ellas te abren a la luz.

Siempre que esperas, deseas.

Siempre que exijas, tienes ideas fijas.

Siempre que estés resentid@, en ti viven los sentimientos y energías de los otr@s.

Siempre que los deseos te alteren y te hagan perder la paz, ellos se mueven como objetos sin control.
Desear sin desear es dejar que la vida te muestre el camino para ser la unidad.
Cuando nada esperas, todo recibes.
Cuando buscas sin querer poseer todo posees.
Cuando sientes sin aislarte, todo lo compartes.
Entonces eres, creas y estás en el fluir de la vida...

21 de mayo de 2013

La luz en tu camino.

La conciencia determina nuestras acciones... cuando nos dejamos influir por ella haciendo mucho más fácil que la voluntad esté de nuestro lado. Por dar un ejemplo: Cuando en la relación entre dos personas (amigas/os, padres e hijos, pareja, compañeros de trabajo) uno de ellos no está seguro de lo que quiere entonces sus acciones comienzan a ser intermitentes también y esto empieza a generar cierto estrés en la otra parte que sabe que quiere y hacia dónde moverse; supongamos que continúan así las cosas sin consciencia sobre qué acciones tomar, solamente viviendo el momento... La persona indecisa seguirá dando vueltas sobre el mismo patrón de pensamiento que lo llevará a sentir un malestar en todo lo que realiza postergando sus actividades para "el mejor momento", escondiendo sus emociones por temor a ser juzgado porque no se siente completo desencadenando bajo rendimiento en su vida y causando un sentimiento de mayor frustración en sus relaciones, por ésta causa también no son duraderas. 

Y aquí me parece que debemos hacer una pausa para decir que la persona segura tiene la responsabilidad de brindar una LUZ aunque no sucede así en todos los casos, casi siempre el detonante para cambiar una acción repetitiva es un evento como: como una pérdida, un accidente, una enfermedad o un enojo en el cuál surge una emoción tan grande que nos hace tomar la decisión de que ya no queremos sufrir o vivir lo que estamos viviendo porque con seguridad sabemos lo que no merecemos ni queremos y entonces damos el primer paso hacia la dirección de lo que si queremos. Aunque sería mejor actuar de manera pro-activa esto es no esperar a tener que dar solución a la situación sino prever y anticipar tus acciones, aunque no siempre está aquí la respuesta porque en ocasiones es necesaria la experiencia.

Al cambiar nuestras acciones cambiamos nuestro destino... y aquí es importante puntualizar que no por "cambiar" entonces eres indeciso, al contrario! la firmeza en tus convicciones de saber hacia dónde te diriges te dá la flexibilidad para actuar de una u otra forma entendiendo que los ojos están puestos en la meta pero el camino es lo que más importa en éste instante entonces si un plan para atravesar el obstáculo que se te presenta no funciona, ahora puedes hacer un nuevo plan y ponerlo en práctica hasta pasar al otro lado del obstáculo que te estorba en tu camino hacia tu meta; es un enorme aprendizaje realizar éste tipo de actos conscientes porque evitamos cometer los mismos errores al mismo tiempo que adquirimos herramientas mejores cada vez.

Aquí lo importante es continuar lo que un día comenzaste y aunque durante la vida das principio a muchos nuevos proyectos es importante no perder de vista que lo opción para obtener lo mejor es CONTINUAR, habrá muchas formas de realizarlo pero sigue. 

La actitud que tomes frente a las diferentes situaciones determinarán también el grado de felicidad y satisfacción que obtengas durante el proceso incluso el éxito ya que muchas veces éste último no está en el resultado de la conclusión sino en la vivencia misma.

Y regresando al ejemplo de las dos personas y la responsabilidad que implica tener una visión más amplia la actitud para ayudar al mayor aprendizaje de la persona indecisa es guiarla hasta el punto de que él mismo tome la decisión de cambiar sus acciones, creyendo que lo hizo sólo; así aunque tus actos fueron los que amorosamente dieron la pauta, la respuesta y el apoyo silencioso, el éxito y la LUZ será para ambas partes.

6 de abril de 2013

Recuerda quien soy realmente...


Había una vez una pequeña alma que dijo a Dios:
¡Ya sé quién soy!
Y Dios le contestó:
¡Maravilloso!
¿Quién eres?
La pequeña alma contestó a toda voz.
¡Soy la luz!
Dios sonrió ampliamente:
Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender.
¡Hurra! ¡Esto es fantástico!
Pero poco después ya no le bastó con saber quién era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios!
Ahora que ya sé quién soy, ¿es bueno serlo?
Dios respondió:
¿Quieres decir que deseas ser Quien Ya Eres?
Pues… verás. Una cosa es saber Quién soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la luz.
Pero si ya eres la luz — Repitió Dios, sonriendo otra vez.
¡Si, pero quiero saber cómo se siente serlo! —exclamó la pequeña alma.
Creo que debí imaginármelo —repuso Dios, riendo. Tú siempre has sido la más aventurera.
Y, tras un instante, la expresión de Dios cambio.
Pero hay una cuestión…
¿Qué es? preguntó la almita.
…Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tú misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien eres, puesto que no hay nada que no seas.
¿Cómo? —repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida.
Piénsalo de este modo. Eres como una vela en el sol.
Ya estas allá, junto con millones y millones de otras velas que forman el sol.
Y el sol no podría serlo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto.
Pero saber que eres la Luz estando dentro de la Luz… ese es el problema.
Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!
Dios volvió a sonreír:
Ya pensé en algo. Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.
¿Qué es la oscuridad? Es aquello que tú no eres.
¿Tendré miedo de la oscuridad? —gimió la almita.
Solo si así lo quieres —respondió Dios.
A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas. Nosotros inventamos todo eso. Fingimos.
¡Ah! —exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor.
Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto.
Ese es un gran don, porque sin el no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento. No podrías saber que es la izquierda sin la derecha, el acá sin el allá, el ahora sin el después.
Y así —concluyó Dios, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla.
Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo sabrán.
Permite que tu luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial.
¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial? — inquirió la Pequeña Alma.
¡Por supuesto! — rió Dios, ¡Esta muy bien!
Pero recuerda que “especial” no quiere decir “mejor”. Todos son especiales, cada uno a su modo. Pero hay muchos que no lo recuerdan. Entenderán que está bien que sean especiales sólo cuando tú mismo sepas que está bien ser especial.
¡Fantástico! — exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad. ¡Puedo ser todo lo especial que quiera!
Si, y puedes serlo a partir de ahora mismo — agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma.
¿Qué parte de lo especial quieres ser?
¿Qué parte de lo especial? No te entiendo.
Verás… — le explicó Dios:
Ser la Luz es ser especial, y eso está hecho de muchas partes.
Ser generoso es ser especial. Ser amable es ser especial.
Ser creativo es ser especial. Ser paciente es ser especial.
¿Se te ocurren otros modos de ser especial?
La pequeña Alma quedó en silencio por un instante:
¡Se me ocurren muchas formas de ser especial! — Exclamó luego.
Es especial ayudar a los demás. Es especial compartir. Y ser amistoso también es ser especial.
¡Ser considerado con los demás es ser especial!
¡Así es! — concordó Dios.
Y tú puedes ser todas esas cosas, o cualquier otra parte de lo especial que desees ser, en cualquier momento. Eso significa ser la Luz.
¡Ya se lo que quiero ser! —anunció la Pequeña Alma, muy emocionada. Quiero ser la parte de lo especial llamada “perdonar”.
¿No es especial perdonar?
Oh, si —aseguro Dios. Eso es muy especial.
Entonces, eso quiero ser. Quiero perdonar. Quiero experimentarme a mí misma de ese modo.
Bien —dijo Dios. Pero hay algo que debes saber.
La Pequeña Alma comenzaba a impacientarse.
Parecía que siempre había complicaciones.
¿De qué se trata? —suspiró.
No hay nadie a quien perdonar.
¿Nadie? La Pequeña Alma apenas podía creer lo que estaba oyendo.
¡Nadie! —repitió Dios. Todo cuanto hice es perfecto.
No hay una sola alma en toda la creación que sea menos perfecta que tu. Mira a tu alrededor.
Entonces la Pequeña Alma se dio cuenta de que se había reunido una gran multitud. De todo largo y ancho, de todos los rincones del Reino, habían venido almas, porque se había corrido la voz de que la Pequeña Alma sostenía una extraordinaria conversación con Dios, y todos querían oír lo que decían.
Viendo a las incontables almas reunidas, la almita tuvo que coincidir: nadie parecía ser menos maravilloso, menos magnifico o menos perfecto que ella misma. Tal era el esplendor de las almas reunidas y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía sostener su mirada.
¿A quién perdonar entonces? —preguntó Dios.
¡Oh, creo que esto será muy aburrido! — gruñó la almita.
Quería experimentarme como El Que Perdona. Quería saber cómo es esa parte de lo especial.
Y, así, supo como es estar triste.
Pero entonces un Alma amistosa salió de entre la multitud:
No te preocupes Pequeña —le dijo. Yo te ayudaré.
¿De verdad? —replicó, con el rostro iluminado.
¿Pero qué puedes hacer?
Puedo darte a alguien para que lo perdones.
¿Puedes?
¡Desde luego! —canturreó el Alma amistosa.
Puedo ir a tu siguiente vida y hacer algo para que lo perdones.
Pero… ¿Por qué habrías de hacerlo? —preguntó la Pequeña Alma.
Tú que eres un Ser de tan absoluta perfección.
Tú que vibras con gran rapidez creando una luz tan brillante que apenas puedo verla.
¿Qué podría hacer que frenaras tu vibración hasta que tu luz se hiciera oscura y densa?
¿Qué podrías hacer tú, que eres tan ligera como para bailar en las estrellas y desplazarte por el Reino a la velocidad del pensamiento, entraras a mi vida y te volvieras pesada como para hacer una cosa tan mala?
Es muy fácil —repuso el Alma Amistosa.
Lo haría porque te amo.
A la Pequeña Alma le sorprendió la respuesta.
No te asombres — le dijo el Alma Amistosa.
Tú hiciste lo mismo por mí. ¿No lo recuerdas? Hemos bailado juntas muchas veces, por eones y eras. Durante todos los tiempos y en muchos lugares hemos jugado juntas. Simplemente no lo recuerdas.
Ambas hemos sido todas las cosas. Ya fuimos el Arriba y el Abajo, la Izquierda y la Derecha. Fuimos el Acá y el Allá, el Ahora y el Después, Fuimos lo Masculino y lo Femenino, lo Bueno y lo Malo. Tu y yo Fuimos la víctima y el villano.
Así, nos hemos reunido muchas veces, la una dando a la otra la oportunidad exacta y perfecta para expresar y experimentar Quienes Somos Realmente.
De ese modo —añadió el Alma Amistosa, llegaré a tu próxima vida y seré el “malo”. Haré algo realmente terrible, y entonces podrás experimentarte como El Que Perdona.
¿Qué harás? —preguntó la Pequeña Alma, un poco nerviosa.
¿Qué puede ser tan terrible?
Oh, ya pensaremos en algo —replicó el Alma amistosa, con un guiño.
Segundos después, pareció tornarse muy seria y murmuro:
Tienes razón en algo.
¿En qué? —quiso saber la almita.
Tendré que frenar mi vibración y hacerme muy pesada para hacer ese algo no tan bueno, Fingiré que soy alguien muy distinto a quien realmente soy. Por eso te pediré un favor a cambio.
¡Si, lo que quieras — exclamó la Pequeña Alma y comenzó a cantar y bailar, Podré perdonar, podré perdonar!
Pero notó que el Alma Amistosa seguía muy callada.
¿Qué quieres? —le preguntó. ¿Qué puedo hacer por ti?
¡Eres todo un ángel por estar dispuesta a hacer tal cosa por mí!
¡Claro que el Alma Amistosa es un ángel! —interrumpió Dios.
¡Todos lo son! Siempre recuerda eso que solo ángeles envío.
Y así, la Pequeña Alma quiso más que nunca satisfacer la petición del Alma amistosa:
¿Qué puedo hacer por ti? —volvió a preguntar.
En el momento que te golpee y te despedace —repuso el Alma Amistosa. Cuando te haga lo peor que pudieras imaginarte, en ese mismo instante…
¿Qué? — interrumpió la Pequeña Alma. ¿Qué…?
El Alma amistosa está aún más seria:
Recuerda quien soy realmente.
¡Si, así será! —exclamó el Alma Inocente. ¡Te lo prometo! Siempre te recordaré tal y como te veo aquí y ahora.
Muy bien —repuso el Alma Amistosa, porque pondré tanto empeño en fingir, que olvidaré quien soy. Y si tú no me recuerdas como soy realmente, no podré acordarme durante mucho tiempo. Y si olvido quien soy, incluso tú olvidarás Quien Eres, y las dos estaremos perdidas. Entonces necesitaremos que venga otra alma para que nos recuerde a Ambas Quienes Somos.
¡No, no será así! —prometió otra vez la Pequeña alma.
¡Te recordaré! Y te agradeceré por darme ese don, la oportunidad de experimentarme como Quien Soy.
Así acordaron, y La Pequeña Alma fue hacia una nueva vida, emocionada por ser la Luz, que era muy especial, y por ser esa parte de lo especial que se llama Perdonar.
Y esperó ansiosamente poder experimentarse como Perdón y agradecer lo que hiciera la otra alma para que fuera posible.
En todo momento de esta vida, cada vez que apareció en escena una nueva alma, ya fuera que trajese felicidad o pesar (y especialmente si traía pesar), la Pequeña Alma pensó en lo que Dios le dijo.
“Siempre recuerda que no envío más que ángeles”
“Fin”

3 de abril de 2013

Meditando con mi amigo Árbol


Párate derecho y orgulloso, recuerda tus raíces, toma mucha agua, sé feliz con tu propia belleza natural, disfruta de la vista y del aire libre.
A los árboles no les importan los años, siempre dan frutos y una reconfortante sombra. Son el refugio de innumerables seres y están llenos de vida. Nunca pierden el suelo porque están bien anclados de sus raíces. Se renuevan toda la vida. 

Amo a los árboles porque la naturaleza nos enseña lecciones maravillosas!




Hoy dedico tiempo para hacer un homenaje a nuestros ancestros. 

Aquellas personas que vinieron a este mundo antes que nosotros, que nos sostienen de alguna manera, pues somos consecuencia de lo que ellos son, viven y experimentan.


Son parte de nuestros genes y de nuestro ser y, tan solo por eso porque si ellos no existieran, tal vez nosotros tampoco existiríamos, debemos honrarlos y estar agradecidos con ellos reconociendo el habernos dado la oportunidad de existir.

Me gusta imaginar que todos ellos están haciendo una gran fila a mis espaldas sosteniéndome para que no caiga y, a la vez, impulsándome hacia delante, hacia la dirección que debo tomar. Son mis “ángeles” protectores que me acompañan en todo momento.
Ahí están, dentro de este ejército guardián incondicional: mi padre, mi madre, mi tío Jano, mis abuelos, mi hermana que siguió después de mí, mis tías y mis tíos, los bisabuelos y todos los que están antes que ellos.

Los haya conocido o no, ellos están ahí. Siempre dispuestos a protegerme, a sostenerme y a impulsarme, como si fuera yo la lanza encendida de una flecha poderosa dispuesta a destruir aquello que ya no sirve, para construir con el fuego nuevo del amor, lo vivo, lo potente y productivo.

Todo lo que hago en la vida lo doy por amor y tu hermoso ejemplo, realizo lo que me toca vivir de la mejor manera que puedo y quiero dedicarte esto a ti, lo voy a disfrutar con todos mis sentidos y va a ser mi manera de honrarte y agradecerte por todo lo que me diste y aún me das amada familia.