21 de noviembre de 2017

EN MOMENTOS DE CRISIS



Si te equivocaste, siempre hay recursos para rectificar.

Si otros están engañados, algún día llegarán a la verdad.

Si determinados compañeros no te han podido comprender, la vida, en nombre de Dios, te acercará a otros que te entenderán.

Bendice a quienes te abandonaron en el camino, puesto que no todos están capacitados para cumplir varias tareas consecutivas.

Agradece a los que te amparan y auxilia a quienes posean menos recursos que los tuyos.

Trabaja para el bien, donde estés y como estés.

No esperes ser un santo para servir, porque aun somos criaturas humanas con los defectos inherentes a nuestra condición y, por tal motivo, Dios no nos confía ningún tipo de trabajo propio de los ángeles.

No admitas que puedes evolucionar sin problemas o que consigas perfeccionarte sin sacrificios.

Nunca dudes del poder de progresar y mejorarte a costa del propio esfuerzo.

Consérvate alegre sin intermitencias.

Si alguien te ofendió, olvida.

Reflexiona en cuantas veces hemos herido a alguien, sin la más mínima intención, y cubre el mal con el bien.

Si oyes referencias despreciativas acerca de una persona, medita en las buenas acciones que ella habrá practicado o en las buenas obras que habrá deseado realizar sin que eso le haya sido posible.

Ante cualquier dificultad, déjate llevar por la esperanza, porque Dios todo lo está modificando para mejor.

Persevera en el trabajo que la vida te ofreció para ejecutar.

Piensa en el bien y habla con el bien.

Bendice siempre...

...Y si alguna prueba extremadamente dolorosa te afecta y no logras evitar las lágrimas, aun llorando, confía en Dios, en la certeza de que Dios, mañana, nos concederá otro día.