7 de abril de 2012

Credo a la bandera internacional de la Paz


Credo a la bandera internacional de la Paz

Por la Dra. Emma Godoy

Ante esta benemérita Bandera Universal prometemos honrar este símbolo luchando incansablemente por la paz. Anhelamos que acaben las guerras entre las naciones, las luchas internas entre hermanos y que las rencillas personales desaparezcan de la Tierra para que el amor reine entre los hombres.

Sabemos que la paz empieza en el corazón de cada hombre, que cada uno la engendra dentro de sí mismo. Por eso, ante esta Bandera que encarna el saludo de Cristo, "La paz sea con vosotros", postramos el alma y nos comprometemos diciendo:

Prometo solemnemente no albergar nunca más odio alguno.

Noche con noche me limpiaré de cualquier resentimiento y en la oscuridad sonreiré muy cordialmente a quien en ese día, o en un día distante, me haya hecho daño.

Todos exigimos el desarme de los países, mas yo empezaré por desarmarme de represalias y venganzas.

Impediré que los jóvenes y los niños hereden los odios ancestrales de su nación contra otra nación.

Me comprometo a no dejar que pase oportunidad de hacer favores y el bien a los que están cerca de mí, pero también a socorrer a los que se encuentran en otros pueblos lejanos del mío.

Amaré como compatriotas a quienes no lo son y habiten en cualquier región del planeta, sin importar las diferencias de raza, de política o de religión, pues no miraré lo que nos distingue y separa, sino aquello en lo que coincidimos, o sea, nuestra esencia divina. Así podremos decir con el poeta Terencio: "Soy hombre y nada de lo humano me es indiferente". O acaso añadiremos con nuestro Torres Bodet: "Yo muero con cada hombre que muere". De esa manera llegará el día cuando se derrumbarán murallas y fronteras, y ya nadie se sentirá extranjero en ninguna parte.

Me comprometo, pues, a sentirme cada vez más el hermano de los hombres cercanos o distantes. A convencerme de que todos somos uno, por ser hijos del mismo Padre: de Dios que se llama Amor.

En resumen, voy a ser pacífico para llegar a ser pacificador.
¡Que escuchen esta promesa la Bandera y los cielos!