Hoy dedico tiempo para hacer un homenaje a nuestros ancestros.
Aquellas personas que vinieron a este mundo antes que nosotros, que nos sostienen de alguna manera, pues somos consecuencia de lo que ellos son, viven y experimentan.
Son parte de nuestros genes y de nuestro ser y, tan solo por eso porque si ellos no existieran, tal vez nosotros tampoco existiríamos, debemos honrarlos y estar agradecidos con ellos reconociendo el habernos dado la oportunidad de existir.
Me gusta imaginar que todos ellos están haciendo una gran fila a mis espaldas sosteniéndome para que no caiga y, a la vez, impulsándome hacia delante, hacia la dirección que debo tomar. Son mis “ángeles” protectores que me acompañan en todo momento.
Ahí están, dentro de este ejército guardián incondicional: mi padre, mi madre, mi tío Jano, mis abuelos, mi hermana que siguió después de mí, mis tías y mis tíos, los bisabuelos y todos los que están antes que ellos.
Los haya conocido o no, ellos están ahí. Siempre dispuestos a protegerme, a sostenerme y a impulsarme, como si fuera yo la lanza encendida de una flecha poderosa dispuesta a destruir aquello que ya no sirve, para construir con el fuego nuevo del amor, lo vivo, lo potente y productivo.
Todo lo que hago en la vida lo doy por amor y tu hermoso ejemplo, realizo lo que me toca vivir de la mejor manera que puedo y quiero dedicarte esto a ti, lo voy a disfrutar con todos mis sentidos y va a ser mi manera de honrarte y agradecerte por todo lo que me diste y aún me das amada familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario