Todo en la vida aparece, viene y
va, se mueve en un proceso sin fin.
Cuando quieres controlar los
procesos y dominarlos, los matas.
Cuando quieres controlar el
movimiento de la vida, sin estar fluyendo en ella, te desarmonizas.
Cuando dejas que la vida fluya en
ti, mostrándote su camino, entonces tú ERES.
Si vives para afirmar tu falso
sentido del YO, la vida afirma en tí las causas y los efectos.
Si vives para satisfacer tus
deseos, ellos generan en tí tristezas y resentimientos.
Si las metas de tu vida son solo
satisfacer tus deseos, ellos te transformarán en su prisioner@.
Si dejas que la vida te ofrezca
sus deseos, los deseos de la vida te darán lo que necesitas.
Si los
deseos se transforman en ideas fijas, lo insaciable es el signo de tu abismo.
Si los
deseos se transforman en delicadezas y ternuras, en simplicidades saciadas y
satisfechas en sí mismas sin nada más esperar, ellas te abren a la luz.
Siempre
que esperas, deseas.
Siempre
que exijas, tienes ideas fijas.
Siempre
que estés resentid@, en ti viven los sentimientos y energías de los otr@s.
Siempre que los deseos te alteren
y te hagan perder la paz, ellos se mueven como objetos sin control.
Desear sin desear es dejar que la
vida te muestre el camino para ser la unidad.
Cuando nada esperas, todo recibes.
Cuando buscas sin querer poseer
todo posees.
Cuando sientes sin aislarte, todo
lo compartes.
Entonces eres, creas
y estás en el fluir de la vida...
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