29 de marzo de 2012

Flexibilidad.




Flexibilidad.

En éste momento en que la vida transcurre vertiginosamente recibimos una cantidad mucho mayor de información que la que recibían apenas hace un siglo de la misma manera nuestro entorno cambia, ante los hechos me surgen algunas preguntas que podríamos tener en cuenta:
¿Estamos preparados para afrontar estos desafíos? ¿Si nuestro alrededor cambia a este ritmo, lo estamos haciendo nosotros? ¿Tenemos las herramientas necesarias para afrontar estas nuevas situaciones? Si la cantidad de información evoluciona exponencialmente, ¿Qué sentido tiene querer almacenar algo que va a ser obsoleto casi inmediatamente?
Parece que la respuesta obvia es la de adquirir herramientas para poder buscar esa información cuando se necesita, pero ¿y si las herramientas también evolucionan y cambian a gran velocidad?
En este caso, mi propuesta es: trascender el nivel lógico del simple aprendizaje y aprender a aprender; en otras palabras deshacernos de los juicios internos, poner una mayor atención en nuestro “idioma mental-emocional” y ser como niños con la capacidad de adaptarnos al entorno en que vivimos.
En la medida en que seamos observadores del mundo también vamos conociendo los “diferentes idiomas” aunque sorprendentemente y de forma automática los hacemos nuestros con facilidad.
¡Respira! La tensión, el miedo, la angustia te imposibilitan, te paralizan y dificultan tu movimiento natural en la vida, suelta viejos patrones, acepta que existen infinitas maneras de ver, hacer, sentir, vivir y cada una de esas formas son correctas.
El lenguaje propio identificando el “lenguaje mental-emocional” del otro te ayuda a entender su propio proceso haciendo más efectiva la comunicación y convivencia, aumentando nuestra propia flexibilidad ante la vida.
Este momento se basa en la aceleración como magnitud de cambio, y este hecho conlleva herramientas de orden superior.

Namasté. _/\_

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