¿Cuál es la manifestación más dañina
del orgullo?
El
llegar a creer que uno no es digno de recibir amor, de ser amado
auténticamente, y que por tanto, tampoco merece la pena amar. Esta es la
actitud que más le hace aislarse en sí mismo, la que lo puede transformar en
alguien reservado, apático, tímido, triste, melancólico, irascible y sin ganas
de vivir. El orgulloso no permite que se le ame porque al encerrarse en sí
mismo para evitar que le hagan daño, se niega a recibir para sí mismo cualquier
muestra de afecto. Puede ocurrir que ya desde la niñez haya tenido que hacer de
todo para que se le preste un poco de atención y por ello se haya auto
convencido de que no hay nada mejor, de que no puede ser querido por alguien
tal y conforme es. ¿Y qué ocurre entonces? Que cuando llega alguien dispuesto a
amarlo de esa forma, incondicionalmente, tal y como es, y no por lo que haga,
se asusta y se esconde en sí mismo. Lo rechaza sencillamente porque no se lo
puede creer. “No me puedo creer que alguien me quiera, que no quiera
aprovecharse de mí. Seguro que hay alguna trampa. Seguro que si me abro para
recibir, me darán la gran puñalada y sufriré todavía más. No merece la pena. ”
Y entonces, el orgulloso, teniendo lo que necesita para comenzar a ser feliz y
siendo capaz de apreciarlo, lo rechaza. Entonces sufre por no querer sufrir,
por no querer luchar por los sentimientos.
El primer paso es tomar conciencia del
defecto y el segundo paso es la modificación de la actitud. El mero hecho de
adquirir conciencia del defecto y sus manifestaciones no impedirá por sí mismo
que se presente. Pero el reconocerlo nos ayudará a evitar actuar conforme quiere
a la hora de tomar decisiones en nuestra vida. Si al mismo tiempo esas
decisiones las tomamos ahora en función de lo que nos dictan los sentimientos,
el defecto se irá debilitando paulatinamente hasta que finalmente será vencido.
Cuando te sientas triste o vacío no te
encierres en ti mismo No reprimas tus sentimientos creyendo que vas sufrir
menos por no sentir, porque sufrirás todavía más y será además un sufrimiento
estéril que no te lleva a ningún sitio. Busca vivir de acuerdo con lo que
sientes y no con lo que piensas. Sé comprensivo con los demás, pero no te dejes
llevar por lo que los demás esperan de ti, si no es lo que tú sientes. No te
escudes en el daño que te han hecho para justificar tu desconfianza y tu
aislamiento. Sé prudente con los sientas que quieren aprovecharse de tus sentimientos
pero abierto con los que van hacia ti de buena fe.
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