Hay un cuento que habla de no rendirse, es acerca del día en que Dios sembró el helecho y el bambú, a ambos los cuidó muy bien, les dio luz, les dio agua.
El helecho rápidamente creció verde y brillante cubriendo el suelo, sin embargo de la semilla del bambú no salió nada, pero Dios no renunció al bambú. Al año, el helecho creció aún más abundante, pero del bambú nada. Dios no se rindió.
Llegó el tercer año. la semilla del bambú seguía sin dar señales, pero Dios no se rindió. Así pasó un cuarto año y apenas en el quinto, un pequeño brote salió de la tierra. Comparado con el helecho, era aún brotecillo insignificante...pero sólo seis meses después, el bambú creció al menos ¡Veinte metros de altura! Durante cinco años echó raíces, mismas que le hicieron fuerte y le dieron soporte para sobrevivir.
Así Dios satisfecho dijo "Nunca le daría a ninguna de mis creaciones, un reto que no pudieran sobrellevar".
El tiempo de espera y de lucha te permite echar raíces. Y este pequeño cuento termina con Dios diciéndote:
La felicidad te mantiene Dulce,
Los intentos te mantienen Fuerte,
Las penas te mantienen Humano,
Las caídas te mantienen Humilde,
El éxito te mantiene Brillante
Pero sólo Dios te mantiene Caminando...
No te canses, pero transfórmate, los obstáculos te traen esa oportunidad.